martes, 13 de junio de 2017

Pánfilo de Narváez. Adelantado y conquistador de Cuba y México. Nombrado Gobernador de la Florida


La figura de Pánfilo de Narváez va íntimamente unida a la del Conquistador y Gobernador de Cuba, Diego Velázquez, ambos oriundos de Cuellar y emparentados. En 1509 se encuentran en la Española, y Diego Colón, nuevo gobernador y capitán general en las Indias, encarga a Velázquez la ocupación y colonización de Cuba.

A la empresa le acompañará Pánfilo de Narváez, Hernán Cortés y fray Bartolomé de las Casas que, en su famosísima “Destrucción de las Indias”, narrará apocalípticamente la conquista cubana, tratando a Velázquez y a Narváez despiadadamente, y acusándoles de terribles matanzas entre los aborígenes.

Tras tomar parte en la conquista de Cuba (1512) a las órdenes de Velázquez, fue enviado a México para someter a Cortés, que le atacó en Cempoala, lo hizo prisionero (1520) y lo mantuvo encarcelado tres años. En 1526 organizó una expedición a Florida, muriendo en un naufragio frente a las costas de Texas.


Pánfilo de Narváez, de origen hidalgo, nació, probablemente, en Navalmanzano (Cuellar/Segovia) en torno a  1470, aunque algún autor afirma que fue en Valladolid, y falleció en La Florida en 1528. Era alto, de cabello rubio bermejo, de voz profunda y fuerte, honrado, valiente, de buena conversación, pero vanidoso y necio. Se casó en Cuba con una viuda rica, María de Valenzuela, y pronto consiguió varias encomiendas. Ella y su marido, además participaban de la explotación minera, de manera que fueron un matrimonio bien acomodado. 

Doña María velaba por los intereses económicos de su marido durante sus ausencias. Cuando supo que estaba prisionero en México, al ser enviado por Velázquez en una expedición de castigo contra Cortés, escribió al conquistador extremeño pidiéndole la libertad de su marido, que por unas razones u otras, Hernán Cortés le concedió.

Pasó a La Española en 1498, fue alguacil en Jamaica, donde sirvió a las órdenes de Juan de Esquivel y, posteriormente, de Diego Velázquez en la isla Fernandina (Cuba) en 1508. Participó con el grado de capitán en la expedición de Velázquez (1512), para explorar y conquistar las tierras interiores –centro y oeste– de Cuba, llegando hasta las provincias de Cueyba y Camagüey y fundando varias poblaciones. Gracias a estos éxitos, el Rey Católico confirma en su gobierno a Diego Velázquez y le premia con el título de Adelantado. Gracias a dicho título, Velázquez podrá planear el descubrimiento y conquista de México,

Velázquez envía a Pánfilo a España y lo encontramos en la Corte, apoyando las pretensiones de su amigo, no otras que realizar la conquista del Imperio Azteca bajo su jurisdicción y control, saltándose los derechos de Diego Colón. Mientras Pánfilo se mueve por la Corte, defendiendo los pretendidos derechos del Adelantado, éste está sugestionado por las cualidades de Hernán Cortés, que mostró su gran talento militar en la conquista de Cuba; y comenzó a exponer sus aptitudes colonizadoras y administrativas, hasta el punto que Velázquez le nombró secretario suyo y tesorero del Rey en la isla. La ausencia de Pánfilo en España, indudablemente favoreció el ascenso fulgurante de Cortés, que logrará tras muchas peripecias ser nombrado jefe de la expedición que terminará por conquistar el fabuloso Imperio de Tenochtitlán.

Pero, en 1518, Hernán Cortés se embarcó rumbó a México, desobedeciendo los mandatos del gobernador Velázquez y rompiendo sus vínculos con él, y éste, enojado, envió a Narváez en su seguimiento con instrucciones de capturarlo vivo o muerto. Así, en 1520 demás Velázquez se dedicó a reclutar hombres para realizar una expedición punitiva contra Cortés, de la que Pánfilo de Narváez estaría al mando y le concedió una escuadra con 19 naves, unos 1.300 hombres y 50 caballos, con los que se dirigió a México para capturarlo.

Lienzo de Tlaxcala. Cortés captura a Narváez.
Pánfilo de Narváez trató de negociar su rendición, pero Cortés, más hábil, logró dividir los intereses de los que habían de ser sus captores y provocar la deserción de buena parte de la tropa de Narváez, en principio muy superior en número a la de Cortés, que prolongó deliberadamente las negociaciones con Narváez mientras conseguía minar la adhesión interna de la tropa hacia su caudillo. Debilitado, fue atacado en Campoala la noche del 24 de mayo de 1520 por Cortés, quien provocó numerosas bajas entre su ejército. Narváez fue herido por una lanza (perdió un ojo) y encerrado en la fortaleza de la Villa Rica de la Veracruz, para posteriormente ser trasladado a la ciudad de Coyoacán.

A pesar de que Narváez reconoció su derrota y la soberanía de Cortés sobre los territorios mexicanos, éste no se atrevió a ponerlo en libertad hasta 1523, ya que lo consideraba un enemigo peligroso. Narváez se trasladó entonces a España, donde se convirtió en uno de los principales líderes del grupo de opinión cortesano enemigo de Cortés, grupo que comenzaba entonces a conseguir la caída en desgracia del conquistador de México.

En 1526  obtuvo una capitulación por el rey Carlos I de España para conquistar La Florida, con el título de Adelantado, además del título de Gobernador de todas las tierras que descubriese desde el río de las Palmas hasta los confines de la citada península de La Florida. Narváez partió, en junio de 1527, del puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) al mando de una flota de cinco buques y unos seiscientos hombres y se encaminó a Santo Domingo y de allí a Cuba.

Tras sufrir la deserción de algunos de sus hombres y una fuerte tormenta que hundió dos navíos, invernó en la misma Trinidad hasta febrero de 1528, de donde partió finalmente con cinco navíos, unos cuatrocientos soldados y ochenta caballos. No obstante, una nueva tempestad lo hizo naufragar frente a las costas de Florida (Bahía de Tampa) el 12 de abril de 1528.


Tras reorganizar su tropa, Pánfilo de Narváez se adentró en el interior del país, atraído por los rumores de la existencia de un poblado o lugar rico en oro. Contra el parecer de su oficial Alvar Núñez Cabeza de Vaca, dividió su tropa al mandar a sus navíos hacia el oeste en busca de un puerto en el río Grande, que creían erróneamente cercano. La expedición tierra adentro fracasó, al constatarse la falsedad de la riqueza del país, encontrar la hostilidad de los indígenas y sufrir la escasez de víveres.

Narváez decidió entonces reencontrarse con su flota; al no encontrarla en el lugar que creían, construyeron unas balsas y se hicieron a la mar, navegando cerca de la línea de la costa. En las proximidades del delta del río Mississipi, en noviembre de 1528 una nueva tempestad hundió las balsas y arrojó a la costa de Texas a los pocos supervivientes, entre los que no se encontraba Narváez, que pereció junto a la mayoría de los expedicionarios, salvándose Cabeza de Vaca y unos cien más..

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